Los neutrófilos son otro de los tipos de células inmune y como tal tienen una función importante en el sistema inmunitario y ayudan a combatir las infecciones del cuerpo. Pertenecen al grupo de los granulocitos por lo que también se denominan granulocitos neutrófilos.
Son producidos en la médula ósea y liberados al torrente sanguíneo para que lleguen a los lugares donde se los necesita, de hecho, los neutrófilos son las primeras células del sistema inmune que reaccionan cuando entran microorganismos ajenos al cuerpo, tales como bacterias o virus.
Actúan desplazándose al sitio de infección y eliminando los microorganismos atrapándolos o liberando enzimas que los destruyan. Además, estimulan la respuesta de otras células inmunitarias.
Existen dos tipos de neutrófilos:
- Tipo I: son de tamaño medio con un núcleo excéntrico y esférico, con cromatina condensada en grumos; con citoplasma claro, de
aspecto esponjoso, que presenta una fina granulación de color salmón
y gránulos azurófilos grandes y pequeños.
- Tipo II: son células, en general, más grandes, esféricas, con núcleo excéntrico y cromatina en grumos, con lóbulos de aspecto irregular. El citoplasma muestra cuerpos basófilos distribuidos homogéneamente en toda su extensión.
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